Parte 1: Historia de la Cristiandad (hasta el año 1.000 AD):
¿Por qué existen tantas divisiones al interior de la Cristiandad? Nuestro propósito central es aprender del pasado para aplicar las lecciones aprendidas al futuro, dialogando sobre cómo pueden resolverse estos problemas. “Allí se halla la fuerza de la unidad de la Fe, de la validez de una Revelación que no pretende destruir ni minimizar las Revelaciones anteriores, sino conectarlas, unificarlas y cumplirlas”. (Shoghi Effendi, “The World Order of Bahá’u’lláh”, p. 21)
Nacimiento de la Cristiandad: Después de la muerte de Jesús en la Cruz, surgió mucha confusión y conflicto respecto a las verdaderas enseñanzas de Cristo. Jesús no había escrito nada. Pasaron más de 40 años antes de redactarse los Evangelios.
Los primeros Cristianos esperaban que pronto volviera Jesús trayendo el Día del Juicio. Pero esto no sucedió. Las diferencias entre las enseñanzas originales de Jesús y las prácticas actuales en las iglesias Cristianas son el resultado de más de 2.000 años de historia. Gradualmente, más y más ideas y costumbres griegas, romanas y europeas fueron introduciéndose en la Iglesia.
El cuadro en la siguiente página indica cuándo y cómo ocurrieron algunas de las divisiones. La historia nos muestra cómo paulatinamente la luz de las enseñanzas originales y puras de Jesús fue siendo ocultada bajo los velos de las ideas de fabricación humana.
300 - 1000 AD: Inicialmente, todo aquel que aceptaba a Jesús como su Señor se consideraba Cristiano. No fue sino en el año 300 AD que el Cristianismo se convirtió en la religión oficial del estado. En ese entonces, los principales centros de la Cristiandad fueron Roma y Constantinopla (ahora Istambul) en Turquía. Los Cristianos gradualmente aumentaron hasta constituirse en comunidades más organizadas. Estas comunidades se encontraban esparcidas por todo el Imperio Romano. Roma era la capital de este Imperio, siendo ésta la razón principal por la que la Iglesia de Roma llegó a liderar las demás congregaciones Cristianas existentes.
La Cristiandad se había convertido ya en una institución, encabezada por obispos, sacerdotes y diáconos. Este sistema de gobierno no provino de Jesús, sino que fue tomado de las costumbres Romanas. Los obispos, convertidos en líderes, se sentían amenazados por los diferentes grupos con diversas ideas que surgían entre los pueblos cristianos.
En respuesta, introdujeron cada vez más ideas nuevas en la iglesia. Un dogma es una creencia instituida, que debe ser aceptada y obedecida sin cuestionamientos. Ya que muchos de los dogmas eran de fabricación humana, fueron causa de cada vez más divisiones en la iglesia.
Paulatinamente, bajo la influencia de los padres de la Iglesia, se distinguía más claramente entre los denominados ‘verdaderos creyentes’ y los ‘herejes’. La iglesia proclamaba que la salvación únicamente era posible por su intermedio. Los sacramentos se convirtieron en instrumentos de salvación y los obispos a menudo se consideraban a sí mismos como ‘reemplazos de Dios sobre la tierra’. Cualquier Cristiano que dijera o escribiera algo que no se conformaba con las normas establecidas por la iglesia, se convertía en un marginado merecedor de persecución. A menudo los herejes eran castigados y quemados en la hoguera. ¿Qué había sucedido con las enseñanzas de amor impartidas por Jesús? Paulatinamente, la iglesia se sumergió en el oscurantismo.
Luego de quinientos años de lenta desintegración, el Imperio Romano finalmente se derrumbó. En el caos reinante, la Iglesia Romana se convirtió en la principal institución de poder, que sometía a los reyes y sus reinos mediante unos tribunales eclesiásticos o religiosos. Este período se denomina la ‘edad media’ o del ‘oscurantismo’.
Los escritos bahá’ís señalan que los causantes principales de la destrucción de la unidad de la iglesia de Cristo fueron los Padres de la Iglesia. Ellos fabricaban doctrinas, ceremonias e instituciones sin fundamento en las instrucciones explícitas de Jesús.
“...el motivo fundamental por el que quedó irremediablemente quebrantada y su influencia con el tiempo socavada, fue que el Edificio que levantaron los Padres de la Iglesia después del fallecimiento de su Primer Apóstol constituía una construcción que de ningún modo descansaba sobre las direcciones explícitas de Cristo Mismo”.
Y sigue…
“…las palabras difusas, no concluyentes, pronunciadas por Cristo a Pedro: “Tú eres Pedro y sobre esta roca construiré mi Iglesia”, jamás pudieron justificar las medidas extremas, las complicadas ceremonias, los credos y dogmas limitantes, con los cuales sus sucesores han atiborrado y oscurecido paulatinamente a su Fe”. (Shoghi Effendi, “The World Order of Bahá’u’lláh”, p. 20)
(Favor notar: en la Fe Bahá’í, no hay sacerdotes, ni obispos, ni líderes religiosos. La Comunidad Bahá’í es guiada por organismos elegidos por todos los miembros de la Fe Bahá'í.)
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario