En este dibujo, el hombre con la red de pescar representa Pedro, quien creyó en Jesús y recibió vista espiritual. La otra persona es un Judío que no creyó en Jesús y se volvió espiritualmente ciego. Este es el significado de las palabras de Jesús cuando Él dijo que cegaría a la gente Por su puesto que Jesús, siendo tan compasivo, nunca cegaría a nadie.
De hecho, todos los Libros Sagrados están repletos de historias sobre milagros. Moisés, Elías y Daniel realizaron milagros. Los Hindúes, Budistas y Musulmanes también registraron muchos milagros. Si uno acepta los milagros de Jesús, entonces también debe reconocer los milagros realizados por Krishna, Buda, Muhammad, el Báb y Bahá’u’lláh.
Los Bahá’ís no niegan la existencia de los milagros. Creen que mediante el poder de Dios se puede lograr cualquier cosa. Únicamente son milagros para quienes los presenciaron. No constituyen pruebas concluyentes para quienes no los atestiguaron. La mayoría de milagros tienen significados espirituales. Los Bahá’ís consideran que la mayor prueba de la verdad de Jesús (y de Bahá’u’lláh) es:
“Recuerda que Cristo, solo y solitario, sin que nadie le ayudara o protegiera, sin tropas ni legiones, y sujeto a la mayor opresión, enarboló el estandarte de Dios ante todos los pueblos del mundo, les hizo frente y, por último, lo conquistó todo, si bien externamente murió crucificado. Este es un verdadero milagro que nunca podrá ser negado. No hay necesidad de ninguna otra prueba de la verdad de Cristo”. (Bahá’u’lláh también estaba en prisión por oposición de dos poderosos reyes, quienes comandaban grandes ejércitos, pero ambos reyes perdieron su poder según profetizó Bahá’u’lláh.)
"Y este es uno de los mayores milagros de Bahá’u’lláh: que Él, un cautivo… ejercía poder. La prisión se tornó en un palacio, la cárcel misma se convirtió en el Jardín del Edén. Semejante cosa no ha ocurrido antes en la historia; ninguna otra edad ha visto su equivalente: que un hombre confinado en una presión se mueva de aquí para allá con autoridad y potestad; que estando en cadenas lleve la fama de la Causa de Dios hasta los elevados cielos, que gane espléndidas victorias tanto en el Este como en el Oeste y que, mediante su todopoderosa pluma, subyugue al mundo. Tal es el rasgo distintivo de esta suprema Teofanía…
Aunque el farman (edicto) real decretaba específicamente que Bahá’u’lláh debía mantenerse en confinamiento solitario al interior de la fortaleza de Akká, en una celda, bajo guardia perpetua; que nunca debía poner un pie afuera; que jamás debía ver siquiera a ninguno de sus seguidores - no obstante semejante farman, un edicto tan drástico, se levantó su tienda con majestad en la cima del Monte Carmelo. Mayor demostración de poder no podría haber que ésta: que desde la misma prisión se haya levantado en lo alto el blasón del Señor, ¡desplegado ante la vista de todo el mundo!” (‘Abdu’l-Bahá: “Memorials of the Faithful”, pp. 27-28)
Así es que Cristo dijo a uno de sus discípulos: "Dejad que los muertos entierren a sus propios muertos;” pues “Aquello que nace de la carne, carne es; y aquello que nace del Espíritu, Espíritu es". Observe: Quienes en apariencia tenían vida física, Cristo los consideraba muertos; pues la vida es la vida eterna, y la existencia es la existencia verdadera. Dondequiera en los Libros Sagrados se habla de levantar a los muertos, el significado es que los muertos fueron bendecidos con la vida eterna; dondequiera que dice que los ciegos recibieron vista, el significado es que obtenían la verdadera percepción; dondequiera dice que un sordo recibió la audición, el significado es que adquirió la audición espiritual y celestial. Esto se comprueba en el texto del Evangelio, donde Cristo dijo: "Éstos son como aquellos de quienes dijo Isaías, Tienen ojos y no ven, tienen oídos y no oyen, y Yo los curé". (véase ‘Abdu’l-Bahá: “Some Answered Questions”, pp. 101-102)
Visualización: Cierra los ojos. Imagina que estás construyendo un hermoso edificio, trabajando con más de cien personas. Puedes ver como el edificio se yergue delante de tus ojos, ladrillos, concreto, hermosas ventanas de azul brillante, un rascacielos enorme. Ahora imagina que todo el arduo trabajo ha terminado. De noche, tú ves a una persona solitaria vestida de negro, que coloca una bomba en el edificio. Buuum, lo vuela todo. ¡Todo aquel trabajo, realizado por centenares de personas, ha sido destruido velozmente por un solo hombre!
Ahora visualiza un edificio que un solo hombre construye por si mismo. Luego cien perso¬nas intentan destruirlo, pero no lo pueden hacer. Esto es lo que ocurrió en el caso de Jesús y Bahá’u’lláh. Jesús fue crucificado, pero sus enseñanzas se difundieron. Del mismo modo, Bahá’u’lláh fue opuesto por sacerdotes fanáticos y dos poderosos reyes que comandaban a grandes ejércitos. Arrojaron a Bahá’u’lláh en una serie de prisiones. Sin embargo, desde su oscura celda en Israel, sus enseñanzas de paz, justicia y unidad se esparcieron a los cuatro rincones del mundo. Una sola persona con el poder de Dios lo construye, y sin embargo todos los pueblos del mundo son impotentes para destruirlo.
Este es un verdadero milagro verificable. Esta es una prueba de que tanto Jesús como Bahá’u’lláh son enviados por Dios, pues es algo que únicamente se puede lograr mediante el poder de Dios.
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